viernes, 14 de octubre de 2011

La trompeta del juicio Final

- Encontré a un hombre que decía que todos habíamos sido juzgados y estábamos en el cielo -dijo A.R.I.
- ¿Juzgados? Bien, supongo que sí. Ahora afrontamos la eternidad. Ya no tenemos universo ni fenómenos externos ni emociones ni pasiones. Sólo nosotros mismos y nuestro pensamiento. Afrontamos una eternidad de introspección, cuando a través de la historia nunca hemos sabido qué hacer con nosotros mismos un domingo de lluvia.
- Hablas como si la situación te molestara.
- Es peor que eso. Las concepciones dantescas del infierno eran pueriles e indignas de la imaginación divina: fuego y tortura. El tedio es mucho más sutil. La tortura interior de una mente incapaz de escapar de sí misma, condenada a infectarse para siempre con su propio pus mental es mucho más adecuada. Oh, sí, amigo mío, hemos sido juzgados, y también condenados, pues esto no es el cielo, sino el infierno.
Y Levine se levantó desmañadamente y echó a andar.
A.R.I. miró pensativamente en torno y asintió con la cabeza. Estaba satisfecho.

- Isaac Asimov