sábado, 12 de noviembre de 2011

Misery: recortes de un frenesí de lectura de sábado

Hoy terminé de leer Misery, el best seller de Stephen King. Lo leí casi completo hoy. Fueron vaaaarias horas. Me entretuvo, me gustó.

Dejo algunos pasajes interesantes:

"Exacto. Correcto. Tu barco no vendría porque no hay botes para nadie. El Llanero Solitario está ocupado haciendo comerciales de cereal y Superman está filmando su nueva película. Estás librado a tus propias fuerzas, Paulie."

"El pánico trató de volver, y una vez más no logró hacerse carne en él. Todo lo que pudo sentir fue una especie de sorpresa académica. Eso, y cierta curiosidad intelectual por saber de dónde había venido y por qué a esa hora."

"Paul había entrevistado a muchas víctimas de accidentes. Había escuchado una misma cosa repetida una y otra vez. La forma en que la envolvían era distinta, pero esencialmente consistía siempre en lo mismo: recuerdo haber estado en el auto, y recuerdo haberme despertado aquí. Todo lo demás es un vacío.
    ¿Por qué no pudo sucederle así a él?
    Porque los escritores recuerdan todo, Paul. Esencialmente las heridas. Sácale la camisa a un escritor, apunta a las cicatrices, y te contará la historia de cada una, hasta las más pequeñas. Y de las grandes sacan novelas, no amnesia. Si quieres ser escritor, un poco de talento no te vendrá mal, pero lo único realmente necesario es esa capacidad de recordar la historia de cada cicatriz.
    El arte consiste en la persistencia de la memoria."

"Sentado allí frente a la máquina de escribir con su dentadura cada vez en peor estado, recordando un período que había consistido de trabajos más que de hechos, Paul asentía. Sí, suponía que había sido su propia Scherazada, idual que era él mismo su propia mujer-de-los-sueños cuando se echaba mano a sí mismo y se sacudía al ritmo frenético de sus fantasías. No necesitaba ver a un psiquiatra para saber que la escritura tenía su aspecto autoerótico: se sacude una máquina de escribir en vez del propio cuerpo, pero ambos actos dependen fundamentalmente de las ocurrencias del momento, de la rapidez de las manos, y de cierto compromiso con el arte de la falsificación."

viernes, 11 de noviembre de 2011

Cazador de crepúsculos


Si yo fuera cineasta me dedicaría a cazar crepúsculos. Todo lo tengo estudiado menos el capital necesario para la safari, porque un crepúsculo no se deja cazar así nomás, quiero decir que a veces empieza poquita cosa y justo cuando se lo abandona le salen todas las plumas, o inversamente es un despilfarro cromático y de golpe se nos queda como un loro enjabonado, y en los dos casos se supone una cámara con buena película de color, gastes de viaje y pernoctaciones previas, vigilancia del cielo y elección del horizonte más propicio, cosas nada baratas. de todas maneras creo que si fuera cineasta me las arreglaría para cazar crepúsculos, en realidad un solo crepúsculo, pero para llegar al crepúsculo definitivo tendría que filmar cuarenta o cincuenta, porque si fuera cineasta tendría las mismas exigencias que con la palabra, las mujeres o la geopolítica.
No es así y me consuelo imaginando el crepúsculo ya cazado, durmiendo en su larguísima espiral enlatada. Mi plan: no solamente la caza, sino la restitución del crepúsculo a mis semejantes que poco saben de ellos, quiero decir la gente de la cuidad que ve ponerse el sol, si lo ve, detrás del edificio de correos, de los departamentos de enfrente o en un subhorizonte de antenas de televisión y faroles de alumbrado. La película sería muda, o con una banda sonora que registrara solamente los sonidos contemporáneos del crepúsculo filmado, probablemente algún ladrido de perro o zumbidos de moscardones, con suerte una campanita de oveja o un golpe de ola si el crepúsculo fuera marino.
Por experiencia y reloj pulsera sé que un buen crepúsculo no va más allá de veinte minutos entre el clímax y el anticlímax, dos cosas que eliminaría para dejar tan sólo su lento juego interno, su calidoscopio de imperceptibles mutaciones; se tendría así una película de ésas que llaman documentales y que se pasan antes de Brigitte Bardot mientras la gente se va acomodando y mira la pantalla como si todavía estuviera en el ónmibus o en el subte. Mi película tendría una leyenda impresa (acaso una voz en off) dentro de estas líneas: "Lo que va a verse es el crepúsculo del 7 de junio de 1976, filmado en X con película M y con cámara fija, sin interrupción durante Z minutos. El público queda informado de que fuera del crepúsculo no sucede absolutamente nada, por lo cual se le aconseja proceder como si estuviera en su casa y hacer lo que se le dé la santa gana; por ejemplo, mirar el crepúsculo, darle la espalda, hablar con los demás, pasearse, etc. Lamentamos no poder sugerirle que fume, cosa siempre tan hermosa a la hora del crepúsculo, pero las condiciones medievales de las salas cinematográficas, requieren, como se sabe, la prohibición de este excelente hábito. En cambio no está vedado tomarse un buen trago del frasquito de bolsillo que el distribuidor de la película vende en el foyer ".
Imposible predecir el destino de mi película; la gente va al cine para olvidarse de sí misma, y un crepúsculo tiene precisamente a lo contrario, es la hora en que acaso nos vemos un poco más al desnudo, a mí en todo caso me pasa, y es penoso y útil; tal vez que otros también aprovechen, nunca se sabe.

- Julio Cortázar