sábado, 8 de marzo de 2014

Cartas al rey de la cabina

"La Primavera no nace sino del despojo de todo lo viejo. Lo que más quiero, es desnudarme. Cargada de hojas viejas, desnudarme y ver cómo te desnudas. Yo de mis miedos y tú de tus sueños que tanto miedo me daban o me dan porque me veía convertida en un soldadito de plomo de un libro que mamá y papá no habían podido escribir para ti pero que te habías jurado a tí mismo escribir.
Sin faltas, ni faltas, ni ninguna falta.
Lo que más anhelo es ver que te desnudes que deseés tanto como yo, con amorosa renuncia, despojarte de tus anhelos incumplidos y a punto de cumplirse.
No nací para entrar en tu historia, vine a cambiarte con un beso.
Ardo en deseos de verte quitar tu ropa como la primera vez. Que dejes atrás tu camisa, Europa y Asia. Tu pantalón, y África. Cómo doblabas tu ropa, nada lo tirabas, nada caía con descuido. Todo lo apoyabas de tal manera que quería darte mis ojos y mi alma para que los llevaras a la cuna con tanta tierra y tanta selva y las mujeres de todo el mundo lavando ropa en un río.
Pero mis ojos estaban en su propia fiesta, acariciando tu piel, que despertaba iluminando el cuarto.
Paloma"
- Luis María Pescetti

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